Las personas inmigrantes son aquellas que dejan su familia y su país, para intentar buscar en otro lugar mayor bienestar para ellas y sus seres queridos. Las hay que huyen de la pobreza o de la guerra. Hay quienes no encuentran asilo político incluso huyendo de la guerra, o quienes no consiguen un contrato de trabajo para venir legalmente, y por ello llegan sin papeles e inician un dificultoso camino para lograr residencia legal.
Las personas inmigrantes nos ayudan cuidando a nuestros mayores, trabajando en el campo, cotizando cuando pueden a la Seguridad Social, ocupando demasiado a menudo trabajos mal pagados y poco deseados por los demás. Entre esas personas, está la mayoría que contribuye a nuestro bienestar, y como en todas las capas sociales, también hay una minoría que utiliza la picaresca para obtener ayudas. Sucede también entre quienes son de aquí. Pero, en su inmensa mayoría, las personas inmigrantes quieren ganarse la vida honradamente, y sufren la ausencia de su familia y la lejanía de su país.
Suscitar prejuicios frente a estas personas que conviven a nuestro lado, promover rechazo contra ellas, además de ser irresponsable, no contribuye a la convivencia, no favorece el bienestar de quienes vienen ni de quienes ya estamos aquí cuando llegan. En diversas comunidades autónomas, existen por esta razón organizaciones “stoprumores”, con el fin de ayudar a hacer frente a estereotipos y rumores infundados.
Por las personas inmigrantes, por nuestro propio bienestar, por contribución democrática, frenemos verdades a medias y mentiras, y abramos en Navidad y siempre nuestro corazón, a una sana convivencia.
Milagros Rubio, en Plaza Nueva
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