Jacinda Ardern cumplió su promesa de erradicar el coronavirus en Nueva Zelanda. Nunca aspiró a controlarlo, sino a eliminarlo completamente. Su eficaz gestión fue aplaudida internacionalmente. Faltaba conocer el veredicto interno, el de su propio pueblo, que ha tenido la oportunidad de pronunciarse hoy en las urnas. La sentencia de los neozelandeses ha sido clara: Ardern ha arrasado con el 47% de los votos. La victoria de la líder del Partido Laborista es tan contundente que ha logrado la mayoría absoluta con 64 escaños. La primera ministra podrá gobernar en solitario, algo que no pasaba desde que se implementara un sistema de votación proporcional hace 24 años, que empoderó a los partidos minoritarios y favoreció las coaliciones.
El Mundo
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