Entre octubre de 1965 y marzo de 1966, aproximadamente ochenta mil personas fueron asesinadas en Bali (cerca del 5 % de la población de la isla), así como al menos otras cuatrocientas veinte mil en todo el archipiélago. La CIA calificó la masacre como “uno de los baños de sangre más espantosos, intensos y continuados de la época actual”. Las víctimas fueron acorraladas y fusiladas, ejecutadas mediante garrote o asesinadas a machetazos y con barras de hierro. En el siniestramente surrealista largometraje de Joshua Oppenheimer, The Act of Killing (El acto de matar), de 2012, un verdugo del norte de Sumatra recuerda el sadismo de los ataques: “Les embutíamos leña en el ano hasta que morían. Les aplastábamos el cuello con maderos. Los ahorcábamos. Los estrangulábamos con alambre. Les cortábamos la cabeza. Los atropellábamos con coches”. Los cuerpos fueron arrojados a pozos, a ríos y lagos, o enterrados en tumbas poco profundas bajo plataneras. Se dice que el río Brantas de Java Oriental estaba atestado de cadáveres decapitados. Tal y como escribe Vincent Bevins en The Jakarta Method, fue “una explosión de violencia” contra el PKI equivalente a una “matanza apocalíptica”. (klik egin-ver más)
Gavin Jacobson (The Baffler)
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