Que el Gobierno central admita ahora, más de tres años después, que el despido del periodista Patxi Zamora de la empresa Iberia, donde llevaba más de 30 años de trabajo como auxiliar de vuelo, se debió a sus ideas políticas es un enorme escándalo democrático. Lo único bueno de este reconocimiento público de la persecución laboral de una persona por sus forma de pensar y participar en listas electorales de ANV de su localidad es que se pone lápiz y papel y membrete oficial a lo que era un secreto a voces. Un episodio de guerra sucia de los aparatos políticos y policiales del Estado, entonces bajo gobierno del PP, que vulnera los principios constitucionales y los valores de cualquier sistema democrático. El episodio vital de Patxi Zamora durante estos tres años ha sido surrealista con una sucesión de capítulos del serial kafkiano que puso en marcha el despido de quien también ejerció como portavoz de Kontuz!, un colectivo social dedicado a la labor de investigación y denuncia de la corrupción con apariencia de legalidad en el anterior régimen de Navarra. (klik egin-ver más)
Joseba Santamaría, en Diario de Noticias
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