"Yo lloro por nada. Mi abuela Demetria me contagió el llanto". Quien así se expresa es Áurea Jaso, una mujer de Mélida que fue criada por su abuela paterna. Por eso, cuando habla de ella, más que abuela, la llama "mi madre Demetria". Hay fechas inevitablemente unidas a los recuerdos tristes. "Todos los 18 de julio no hago más que llorar...el día entero....me lo paso llorando", dice Áurea. En casa de los Jaso Garde se enlazaba el lloro con el llanto. Tenían sobradas razones para tener el corazón encogido. La maldita guerra se cebó con esa familia republicana, como con tantas otras, claro. La violencia se llevó por delante a tres de los hijos de la abuela Demetria que "se quedó cieguica de tanto llorar", según cree su nieta. (klik egin-ver más)
(Del libro "Matones", de Bingen Amadoz)
No hay comentarios:
Publicar un comentario