Posiblemente sea Mendaur la montaña más emblemática del noroeste navarro. No es la más alta, pero su fuerte desnivel sobre el valle, su perfil afilado y altivo, y la existencia en su cima de una ermita de más de tres siglos, hacen de ella un lugar de peregrinación, al que afluyen desde tiempos lejanos gentes, no exclusivamente montañeros habituales, que van caminando desde sus pueblos, no sólo desde todo el Bidasoa; incluso desde Pasajes, Oiartzun o Errenteria. A modo de última penitencia, tendrán que salvar sesenta escalones de roca rojiza para alcanzar la ermita y el refugio adosado a élla, lugar indicado para comer el bocadillo y poner a secar las txamarras en los días crudos del invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario