Bastaría con tomar nota de la manifestación de ayer en favor de los derechos de los presos, para reconocer la gran dimensión del apoyo social a las reivindicaciones de los centenares de reclusos dispersos por las cárceles españolas y francesas vinculados judicialmente con ETA. No cabe duda de que la situación de esos presos y sus familias es un asunto sensible, ya que supone una parte importante del sufrimiento de este pueblo y es una de las lamentables consecuencias del conflicto que queda aún por resolver. Precisamente por tratarse de una materia tan sensible, es difícil considerarla sin pasión y sin añadirle la carga complementaria de apasionamiento y a veces hasta de sectarismo.
(klik egin-ver más) Pablo Muñoz, en Grupo Noticias
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