El Gobierno de UPN proyectó un circuito de carreras en Los Arcos. Se lo encargó a un tal Samaniego al que avaló. Como las cosas ya iban mal, la empresa entró en barrena y el Gobierno tuvo que rescatar, con dinero de sus súbditos, a la sociedad privada. Así en 2008, el 95% del capital de Circuito de Los Arcos S.L. era capital público, o sea de todos, y el 5% del tal Samaniego. Las obras costaron 62 millones de euros y para hacer frente a ese gasto, el reino se endeudó hasta las cachas. A eso los jerarcas lo llamaron pérdidas públicas amortizables. Todavía no se sabe quien fue el lumbreras que se lo puso en bandeja a constructores, chantajistas, banqueros y demás gremios de la barra libre. (klik egin-ver más)
Paco Roda, en Diario de Noticias
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