
Que el capitalismo es sinónimo de corrupción es algo que debería ser patrimonio del conocimiento de la clase obrera, pero lo que este hecho ejemplifica y resume es algo mucho más trascendente. La corrupción flagrante de los representantes de la izquierda política y sindical significa no sólo el robo a las arcas públicas de unos cuantos. Representa el mecanismo por el cual el capital corrompe a supuestos dirigentes, que ocupan puestos relevantes en representación de organizaciones de la izquierda, para sobornar su complicidad en la desmovilización de la clase obrera y del pueblo trabajador ante el saqueo de la burguesía de sus derechos laborales y de servicios públicos. (klik egin-ver más)
Ángeles Maestro, en Red Roja
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