
1. El franquismo sociológico, propio (aunque no exclusivo) de la derecha pepera, puede perdonar la corrupción y otros delitos continuados, pero no perdona jamás los excesos de indulgencia con quienes osan cuestionar la unidad de España. Está claro que, a juzgar por sus votantes y los no pocos aznaristas del partido, a este Rajoy, caraplasma y elusivo, le ha acabado temblando el pulso en el conflicto catalán. El Partido Popular no ha logrado pasar la prueba para la que se creía sobradamente preparado y ha sido percibido por su militancia como un partido viejuno incapaz de defender los intereses de España.
María Eugenia R.Palop, en eldiario.es
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