Primero fue la justicia alemana la que dijo que de rebelión ni hablamos y lo de malversación se lo van a tener que explicar más despacio a ver si lo entiende. Fue ridiculizada en España adjudicándole el sujeto de un “tribunal regional”, como si en las regiones no supieran tanto de derecho ni fueran igual de listos que en la gran capital. Ahora ha sido la justicia belga la que, a pesar de los esfuerzos de la fiscalía belga por enseñar al que no sabe, ha dicho que no porque la euroorden hay que saber pedirla y porque los delitos que invoca el juez Pablo Llarena no encajan ni a martillazos. La siguiente será la justicia escocesa y ya podremos cantar bingo para el ridículo monumental protagonizado por el juez Llarena y sus corporativistas colegas del Tribunal Supremo. (klik egin-ver más)
Antón Losada, en eldiario.es
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