Llega junio, llega el buen tiempo y llegan los Pirineos. Hemos dormido en Aisa, tras desayunar y asearnos recorremos en coche los cerca de 8 km que separan el pueblo del aparcamiento de El Rigüelo al final de una pista asfaltada. Son las 8:30 h. Nos calzamos las botas, metemos los crampones en la mochila y comenzamos el recorrido hacia los Llanos de Saleras. Recorremos cerca de 600 m y dejamos a nuestra izquierda el refugio de Saleras. Cruzamos el río y comienzan las primeras rampas. Avanzamos en dirección norte durante 1,6 km, giro a la derecha, 330 m y alcanzamos el embudo. El paisaje empieza a cambiar, aparecen los primeros neveros. Continuamos por una dura pendiente de 440 m en dirección NE. Tras el esfuerzo hacemos una pequeña parada para reponer fuerzas. Seguimos hacia arriba. El terreno, ahora rocoso, hemos entrado en el karst de piedra gris, caliza. La nieve comienza a tener continuidad, 770 más arriba paramos para colocarnos los crampones. 250 m y dejamos ligeramente el paso de la Garganta del Aspe a nuestra izquierda. Hemos seguido la huella marcada de un par de montañeros que nos hemos cruzado cuando descendían. Continuamos en dirección NE ascendiendo por la pala que nos conduce a la antecima. 380 m. En dirección este alcanzamos el collado, brecha del Aspe. 130 m y comenzamos a ascender el último tramo de roca sin nieve, alguna pequeña trepada y nos situamos en la cima del Aspe en 150 m.
Erripamendi Taldea
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