lunes, 15 de julio de 2019

LO QUE EL RÍO SE LLEVÓ

Otra vez. Arrasadora como en el 35, como en el 43, como en el 78. En los intermedios, riadas menores. No solo se llevan los ultramarinos de los comercios, (antes de América, ahora de China), los talleres artesanos, los coches, los puentes, las paredes, los invernaderos, las tierras de pantraer, las huertas mimadas durante generaciones. Las riadas se llevan también buena parte de la ilusión de la gente: comercios que no volverán a abrir;hortelanos que dejarán de plantar;jubilados forzados.
En montañas de barro, expuestos de manera impúdica, vimos carretadas de recuerdos familiares, juguetes de la infancia, álbumes de fotos, colecciones inimaginables, baúles llenos de antiguas ilusiones. “¡Tiradlo todo!” gritaba una afectada, con timbre jotero. Alguien le convenció de guardar al menos un paquete con pinta de tarta de chocolate, de cartas de su novio, porque el papel bien encuadernado nunca se moja ni se quema del todo.  (klik egin-ver más)
Jose Mari Esparza Zabalegi, en Diario de Noticias

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