
A su vuelta trabajó en Radio Popular en Donostia como subdirector, época en la que el Gobierno franquista impedía la emisión de las noticias que consideraba inadecuadas. Dado que era la única emisora que tenía permiso de emisión, y con ganas de saltar por encima de la censura, Ferrer creó una fórmula (el popular programa “El kiosco de la Rosi”), para dar difusión a otros medios leyendo los titulares de los periódicos, aunque a menudo se le prohibieran también esas lecturas. Por plantarle cara a la dictadura se convirtió en un referente de la libertad de expresión radiofónica en Euskal Herria. “El kiosco de la Rosi” se emitió durante 30 años.
Marisol Belastegi, en GARA
No hay comentarios:
Publicar un comentario