“Soy recuerdos”. Así lo resumiste, abuela, en vísperas de que se nos fuese el abuelo. Y como siempre, no podías tener más razón. Es lo que sentimos en estos momentos en los que las lágrimas nos humedecen los ojos y los recuerdos se nos agolpan en el corazón.
Abuelo, nos viene a la mente todo lo que hemos vivido contigo. Sí, en primera persona del plural. Porque dejas mucha gente que te va a tener siempre: la abuela, tus hijas, tus yernos, tus nietos y nietas, sobrinos, primos y toda tu familia. Dejas también un hueco en los bancos de la calle El Olmo, junto a Julio, Blanca, Juanita y Concha, como antes dejaste otro en el Atrio de San Pedro y en los Pinos. Atrás nos quedamos familiares y amigos, compañeros todos de este viaje que es la vida y que tú has andado lo mejor que has sabido.
Abandonas muchas cosas, pero te llevas nuestro más sentido adiós. Un susurro lleno de recuerdos, tan cariñosos como un padre, suegro, abuelo, tío, primo, amigo y vecino tan cercano puede dejar. Quisiéramos revivirlos una y mil veces más. ¿Cómo era aquel companaje que te preparaba la abuela para ir a la Celada, la Cortina, la Laguna y la Recueja con Lucero, tu yegua que relinchaba cuando te asomabas por la calle El Olmo? (klik egin-ver más)
Familia Andueza Ruiz (en La Voz de la Merindad)
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