sábado, 20 de febrero de 2021

NAVARRA NO ES ALEMANIA

 
             A veces, el tiempo es el mejor aliado de los cómplices.  Ya sea del asesinato político, del Holocausto o de los crímenes de la Guerra Civil española. Tanto da. Anda la fiscalía alemana estos días contando con la colaboración de la comunidad académica de historiadores/as, para localizar y  encontrar a los cómplices de esa Solución Final judía. Una oficina con sede en Luisburgo (Alemania) lleva más de diez años rastreando, como el historiador Mikelarena, archivos y tomando declaraciones  a testigos para poder enjuiciar a los cómplices de esa barbarie. Esta oficina, que se llama Oficina Central para el esclarecimiento de los Crímenes del Nacionalismo,  ha investigado más de 7.000 casos. No de asesinos en serie, de transportistas de los trenes de la muerte o de quienes apretaron el gatillo. No, se trata de investigar a los colaboradores, a quienes formaron parte de la maquinaria nazi en su intento de exterminio. 

    Fernando Mikelarena, historiador navarro,  ha estudiado a fondo la sangría cunetera en Navarra durante la Guerra Civil. Y pone nombres y apellidos a los responsables con la certeza que dan los datos y el análisis riguroso de los hechos. 

     Fernando ha sido denunciado por un delito de   injurias y calumnias graves por algunas referencias que ha realizado sobre Jaime del Burgo Torres, a quien se refiere en una publicación como "jefe de requetés". La querella ha sido interpuesta por un nieto de Jaime del Burgo. La denuncia versa sobre el hallazgo del historiador sobre Jaime del Burgo, en su libro “Sin piedad, limpieza política en Navarra 1936. Responsables, colaboradores y ejecutores,”  (Pamiela editorial) donde se relata que Jaime del Burgo fue jefe de requetés de Navarra desde el 18 de octubre del 36. Y ahí hubo responsabilidades, -lo dejamos así- como las que buscan con total libertad, transparencia democrática y memorialística, los historiadores alemanes. 

     Pero Navarra no es Alemania. Ni la sensibilidad por la verdad está a la misma altura. Porque el concepto de memoria dista mucho más de los 2197 kilómetros que nos separan de Luisburgo.

Paco Roda

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