domingo, 16 de mayo de 2021

ASÍ SALVÓ IBEROAMÉRICA A MILES DE ARMENIOS Y ASIRIOS DEL GENOCIDIO TURCO EN 1915

       "Mi familia se escapó con lo puesto de Mardin (Turquía, en la actualidad) a Damasco (Siria) en 1909 huyendo de alguna clase de matanza. Muchos años después, en 1953, emigró a la Argentina", nos explica el sociólogo argentino de origen asiro-libanés Ricardo George Ibrahim, de 55 años. La ciudad turca que menciona de la que son originarios sus ancestros por la vía paterna era a principios del siglo XX el corazón de dos prósperas comunidades de armenios católicos y de siriaco-ortodoxos de etnia asiria.

      La práctica totalidad de los 50.000 habitantes en los que se estimaba su población total antes del genocidio otomano de 1915 eran cristianos de diferentes confesiones. Hoy viven en ella cerca de 90.000 personas. La mayoría son kurdas, aunque existen también algunos funcionarios turcos —militares, policías y empleados de la administración— y unos pocos miles de asirios cristianos, familiarmente designados como "surianis".

        Tan concienzudo fue el trabajo de exterminio ejecutado durante la Primera Guerra Mundial y en los años posteriores que en el conjunto de Turquía apenas quedan hoy 75.000 cristianos de los más de cinco millones que habitaban Capadocia y la Anatolia hace poco más de un siglo. En torno a sesenta mil de ellos son armenios (en la cifra no se incluye a los conversos musulmanes ni a los criptoarmenios), preferentemente concentrados en Estambul.   (klik egin-ver más)

Ferrán Barber, periodista especializados en minorías de Oriente Medio (publicado por Público)

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