Tras su fallido intento de acceso a la poltrona floral, derrotado por la reina de corazones regionalista, el “candidatus interruptus”, Alberto Catalán, ha decidido orientar sus pasos hacía la vertiente jurídica de la política. Con ese afán justiciero que les ha entrado a los políticos españoles, ha reclamado acciones penales contra el Alcalde de Atarrabia, porque una Asociación privada utilizando su propio mástil y su propia bandera ha tenido la osadía de izarla en el pueblo que gobierna, mal que le pese a algún rockero trasnochado y sin concejalía de Cultura.
No ve en cambio necesidad alguna de “interferir” con la justicia en el caso de su compañero Faustino León para el que reclama “presunción de inocencia” en el ya famoso caso de las cajas del abecedario que tanto está haciendo reír a los cirboneros de bien. Y es que ya lo dijo un ex senador navarrista; “Una cosa es el amor a Navarra y otra los negocios…” y esta claro que por Príncipe de Viana a mucho de lo primero… y mucho más todavía de lo segundo, pero distinguiendo, eh…
Patxi Txungur (en txuri ta beltz)
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