El asilo por persecución por orientación sexual e identidad de género es una realidad cada vez más presente. Hay que recordar que en cerca de 80 países en el mundo se criminalizan la homosexualidad y la transexualidad. En 7 de ellos, Arabia Saudí, Irán, Mauritania, Quatat, Sudán, Yemen y en algunos estados de Nigeria, las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo pueden llegar a castigarse con la pena de muerte. En muchos otros se condenan como actos contrarios a la naturaleza. Además, esa penalización actúa como incitación oficial a la violencia contra el colectivo LGBT. Así, individuos o grupos homofóbicos y transfóbicos entienden estas leyes como un permiso para perseguir a personas y organizaciones y sabotear actos de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y personas transgénero.
Según informa Amnistía Internacional, en la propia Europa (Rusia, Bielorrusia, Moldavia, Lituania, Bulgaria, Polonia, Turquía.....) se clausuran organizaciones que defienden sus derechos con el argumento de que sus objetivos van contra los valores morales y la estructura familiar, e incluso de representar una amenaza contra la seguridad nacional, por la reducción de natalidad que conllevan.