Es muy difícil determinar con una mínima claridad lo que ha significado Adolfo Suárez en la política española. Adolfo Suárez emerge casi de la nada para presidir el primer gobierno de la transición. Es como un punto determinado súbitamente mediante el cruce de varias diagonales muy diversas que actúan sobre un fondo enrevesado, repleto de temores, suspicacias y contradicciones. El problema para entender la época de Suárez no es Suárez sino la batahola de la transición, que el tiempo ha revelado como un esfuerzo para cambiar la fachada del edificio de la dictadura sin tocar apenas su distribución interior. La transición no la hace, pues, Adolfo Suárez -que es un juvenil y sugestivo mascarón de proa- sino que se elabora con una serie de retorcidas maniobra políticas que van desde la infidelidad dinástica de Juan Carlos de Borbón a su padre hasta la traición de Santiago Carrillo, que destroza al Partido Comunista, y la seriada apostasía socialista de Felipe González, seguramente la apuesta americana en Suresnes. (klik egin-ver más)
Antonio Álvarez-Solís, en GARA