Los trabajadores eran trágicamente conscientes del riesgo de derrumbe, ¿y no la Administración? Si la inspección funcionó, ¿por qué no se actuó? Había residuos peligrosos pero, ¿cuáles exactamente? Ocho días desde la catástrofe de Zaldibar aportan información y perspectiva suficientes para condensar el caso en trece preguntas.
1. ¿Hasta qué punto no sabía la Administración que había riesgo de derrumbe?
La clave auténtica del desastre es geológica y humana, está en el suelo y el vertedero. El Gobierno de Lakua sostiene que no había sospechas de inestabilidad y añade que realmente así se desprende de sus informes de inspección. Pero esto es matizable...
Ya en la Declaración de Impacto Ambiental de 2007 consta que la zona es muy compleja; detalla que el vertedero tiene 205 metros de desnivel (de la cota 230 a la 435), refiere «fuertes pendientes, superiores al 20%» y ordena construir un dique de más de 230 metros de longitud y 100 metros de altura para contener la masa de residuos.
En la última autorización ambiental (2016), se vuelve sobre la cuestión, aunque en términos tranquilizadores:
«Al situarse la actividad en una zona que ya se encuentra artificializada, el impacto sobre el suelo se considera no significativo». Y en la última inspección (2019), Medio Ambiente baja drásticamente la nota al vertedero y abre la puerta a cambiar las condiciones de la autorización ambiental; no se detalla si entre las irregularidades se detectó algún problema de estabilidad, aunque sí se alude a «
un relleno que no estaba autorizado». (klik egin-ver más)
Ramón Sola, en GARA