La actitud del gobierno sionista israelí supera todos los límites de un comportamiento impune. No sólo no ha respetado ni cumplido ninguna de las resoluciones de la ONU a lo largo de los años sino que ahora se atreve, con total impudicia, a levantar la apuesta y amenazar y sancionar a cada uno de los países que votaron en su contra al referirse a seguir construyendo más viviendas para los colonos en tierra palestina ocupada.
Con un Netaniahu Indignado e histérico porque su amanuense Barak Obama le pasó factura por el maltrato recibido en marzo de 2015, cuando el jefe sionista visitó y habló en el Parlamento estadounidense, el escenario de la prepotencia israelí se ha convertido en un compendio de amenazas a diestra y siniestra. A pesar de que el propio Obama fue uno de los grandes aliados de Israel en todos los aspectos, y sobre todo en el militar. Sólo basta recordar su comportamiento de adhesión indisimulada cuando miles de toneladas de bombas israelíes caían sobre Gaza o cuando usó el poder del veto en el Consejo de Seguridad para no condenar asentamientos ilegales en dos ocasiones distintas. (klik egin-ver más)
Carlos Aznárez, en Resumen Latinoamericano