domingo, 1 de agosto de 2021

MUERE A LOS 67 AÑOS GENOVÉS, EL ÍDOLO DE LA PELOTA VALENCIANA

       La pilota valenciana llora el adiós de la figura más grande que ha dado el deporte autóctono, 'el Genovés'. Francisco Cabanes Pastor nos ha dejado este sábado con 66 años de edad a causa de un empeoramiento de la enfermedad que sufría. 

      Nacido en 1954 en la localidad valenciana que le dio su nombre deportivo, Genovés estaba considerado como uno de los máximos referentes y una leyenda del deporte autóctono valenciano, concretamente en la modalidad de escala i corda, con una carrera sobresaliente entre principios de los setenta y 1996.

          La Generalitat ha decretado un día de duelo oficial por la muerte del jugador de pilota valenciana Paco Cabanes, 'El Genovés'. El 'president', Ximo Puig, ha firmado un decreto por el que se declara este domingo duelo oficial por la pérdida del mítico pilotari y como "muestra de consideración hacia una figura clave" de este deporte, destacan desde Presidencia.

          El frontón Eder Jai de Benidorm alcanzó el mayor lleno de su historia el 7 de octubre de 1986 para presenciar el desafío entre Genovés y un representante de la pelota vasca, el larraundarra José Martín Martinikorena, que fue claro vencedor. El partido, retransmitido en directo por ETB, no respondió a la expectación, al acusar el valenciano la diferencia de peso del material empleado. 

CARTA AL HAYEDO

            Me gusta la gente que sabe ver, leer, sentir el espíritu de las cosas. Me gusta sentir el alma de las hayas. Me gusta sentir el corazón del desierto (las Bardenas frías y sin aviones de guerra que se entrenan para matar). Me gusta la gente que ama el hondo sonido de un cementerio o de un hospital; que son como granadas, que albergan cientos de almas y recuerdos. Todos son distintos. Y el de la mar, a pesar de que se traga a los vivos y a los muertos, sobre todo si son pobres y negros y pardos. Me gusta la gente que siente como los poetas, el poeta que todos llevamos dentro. Me gusta la danza del viento y lo que significa de etéreo cuando se lleva el alma de los seres vivos, animados e inanimados, como un artista los colores. No me gustan los matones disfrazados de políticos, ni las guerras ni los que las programan vestidos de trajes de marca en despachos con un botellín de agua. No me gustan los y las que matan a sus hijos, ni a los toros desde un caballo o en tierra para gozo de la canalla o como venganza. Otra cosa es torear sin sangre contemplando la extrema belleza del toro. No me gusta que quemen libros, ni sillas, aunque sean viejos, porque guardan muchos secretos. En fin, me gusta la frescura y elegancia de las hayas, que sacan las hojas cuando a sus pies ya ha nacido todo lo que debía nacer. Me gusta la gente que sueña despierta y que llora de alegría.

Daniel Ezpeleta, en zarrakaztelu.eus