Hay algo que aterroriza mucho más que tener enemigos crueles o poderosos. Y es tenerlos necios. Esa es la mayor tragedia que uno puede sufrir en el debate social, porque del mentecato nada se aprende y todo se devalúa. Para discutir hay que ponerse a su altura, y en ese nivel siempre te gana. Además, decía Ortega y Gasset, “el malvado descansa algunas veces, el necio jamás”.
Sentí esa sensación de hastío al leer que Navarra Suma va a cambiar el programa educativo Conociendo Pamplona, porque les molesta que se hable tanto de los vascones y de su idioma, y poniendo en duda que fuera la lengua utilizada desde hace siglos por sus habitantes. Otra vez, vuelta la burra al trigo.
Jamás, ni durante el franquismo, ningún alcalde se hubiera atrevido a poner en duda que Iruña era una ciudad vascona y el vascuence su lengua primigenia. Antes bien, algunos hacían bandera de ello desde su españolidad, precisamente para diferenciarse del separatismo vasco disgregador. Ahora sin embargo llevan décadas negando la mayor y obligándonos a todos a discutir majaderías.
Jose Mari Esparza Zabalegi