No vamos a negar que la zonificación establecida en la Ley Foral 18/1986, del Vascuence, supone una notable traba para la recuperación de este común patrimonio de todos los navarros y navarras, y , lo que es más grave aún, una división entre ciudadanos de primera y de segunda, con distintos derechos lingüísticos. Las fronteras artificiales han servido para negar derechos, escamotear presupuestos e invisibilizar el euskera en el paisaje lingüístico.
Reconocido esto, hay que recordar también que, como saben bien los socios del cuatripartito, una nueva Ley del Euskera es un tema pendiente de consenso en el Gobierno, un desacuerdo tasado dentro del Acuerdo Programático. El socio más minoritario del Gobierno del Cambio ha expresado públicamente y en la comisión de seguimiento sus discrepancias en temas de derechos lingüísticos varias veces, así que no parece posible que este desacuerdo se despeje durante la legislatura. ¿Significa esto que no podamos hacer nada en Política Lingüística? En absoluto. (klik egin-ver más)
Iñaki Agirre y Mikel Haranburu (miembros de Geroa Bai y solaskides del I Plan Estratégico del Euskera)