Cuando se habla de la familia tradicional parece que se sobreentiende un modelo de familia de la generación de nuestros padres: una sociedad basada en un chico y una chica de la misma edad que se casan de jóvenes por amor, o al menos de mutuo acuerdo, viven juntos 40 años en monogamia teniendo varios hijos con los que conviven, trabajando él y ella cuidando del hogar.
Lo que mucha gente no entiende, o no quiere entender, es que esta descripción es una completa anomalía en la historia de la humanidad. Las familias del pasado eran mucho menos idílicas de lo que algunos nos quieren hacer creer. Estaban basadas en patriarcados de explotación donde los padres explotaban a los hijos para que trabajasen, los hombres explotaban a las mujeres y los ricos explotaban a los pobres para que cultivasen la tierra. En las familias de siglos pasados había muchos más huérfanos, alcohólicos, maltratos, violaciones, abusos e injusticias de los que nos podemos imaginar. Sólo desde una interpretación absolutamente parcial de la realidad histórica puede presentarse las familias del pasado como algo aceptable, ni siquiera deseable.
Una vez más, la Iglesia Católica falsea la realidad, con el lógico apoyo de las clases dominantes --aparte de la legión de ignorantes de siempre--; una y otros harán cuanto sea preciso para que las gentes sigan enajenadas, convencidas de que la hiperrealidad es la realidad.
Bitácora de Jesús Encinar