Recuerdo aquellas fotos que en 2012 se hicieron en el Palacio de Navarra Barcina y Botín, rodeados ambos por la consejera de Economía Goicoechea y la consejera de Salud Vera, que firmaría un acuerdo para que el banco de Botín abriese una sucursal en pleno Complejo Hospitalario, sucursal que cerró en 2016. Aquellas fotos han costado un buen dineral, de hecho en 2016 se cancelaron dos créditos que ya habían supuesto 32 millones de intereses en 4 años y hace poco se ha amortizado anticipadamente otro de 128 millones firmado en 2014 y por el que en 3 años se han pagado un mínimo de 15 millones en intereses. Un crédito que finalizaba en 2024 y por el que además de la amortización había que abonar 4,9 millones en intereses cada año, hasta un total de 29,4 millones de 2019 a 2024. ¿Se ahorra Navarra esos 29,4 millones al amortizar de golpe la deuda? No, no, no. Hay que pagar a la entidad bancaria 11,7 millones de euros por amortización anticipada. Lo han oído bien: 11,7 millones de euros hay que darle al banco por la sencilla razón de pagarle la deuda antes de tiempo, porque el banco considera que no ha ganado suficiente con los intereses y cuando se firma el crédito mete esa cláusula que hay que pagar sí o sí. Si esto no es el funcionamiento del hampa ya me dirán qué es el hampa. El caso es que esto no es nuevo, esto es el sistema de funcionamiento de la banca desde que el mundo es mundo, aunque UPN no nos comunicaba en sus notas de prensa al lado de los sonrientes Barcina y Botín esta clase de letra pequeña tan grande, pese a la cual Navarra se va a ahorrar 17,7 millones -de los 29,4 en intereses hay que restar 11,7-. No obstante, habrá que seguir rascando millones para llegar a los 54 millones de más que costó la nefasta gestión de UPN en las modificaciones de la ampliación del Canal de Navarra, entre otros muchos agujeros negros que me río yo de los que descubrió Hawking.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias