De todos los presuntos delitos que el militar en la reserva Amador Martínez Inglés, en tiempos coronel del Estado Mayor, atribuye a Juan Carlos de Borbón, ninguno ha sido desmentido todavía ni por la Casa Real ni por ninguno de los poderes del Estado.
Aunque de ninguna manera es sorprendente puesto que es de sobra conocida la tradición borbónica de la doble moral, entre otras cuestiones en la relativa a las aventuras sexuales, el relato de Martínez Inglés tiene especial morbo en lo que atañe a las citas clandestinas del Rey. Más de 500 millones de las antiguas pesetas pagamos los contribuyentes para resolver el chantaje que una bella vedette del espectáculo español, a cuyo domicilio iba el golfo en cuestión semana tras semana, pagados con los fondos reservados de la Presidencia del Gobierno y Ministerio del Interior.
Además de vídeos ocultos grabados, había otras evidencias de culpabilidad, tanto en esta cuestión como en otras, según cuenta Martínez Inglés, pues de muchos de los hechos estaban al tanto las élites mejores informadas del país.