El ministro de Interior francés, Manuel Valls, ha sido muy rotundo en una reciente entrevista: "No habrá un país vascofrancés en la próxima ley de descentralización. No habrá una estructura administrativa vasca, no queremos abrir ese debate. Tenemos las cosas muy claras y mientras ETA no entregue las armas seremos inflexibles".
Las reacciones desde Iparralde no se han hecho esperar, tal como recogen medios como EITB, Sud Ouest o Naiz. Como muestra vale este tuit de Max Brisson, de la UMP, de la derecha francesa: "El ministro del Interior barre la labor del Consejo de Electos y hace una amalgama con ETA. Un error político".
O este en referencia a unas declaraciones de Sylviane Alaux, diputada del Partido Socialista Francés, del partido de Valls: "Pensé que era una broma, me siento herida".
Los representantes del centrista Modem o la izquierda abertzale también han mostrado su más enérgica crítica. Las declaraciones del ministro Valls han conseguido un rechazo rotundo y generalizado en Iparralde. Tengo la sensación de que el ministro ha aprendido bien la lección de sus homólogos del Gobierno español. Nada mejor que mezclar a ETA en cualquier reivindicación política para desprestigiarla, por mucho consenso que haya podido conseguir.
Paúl Ríos, en su blog