Hace cinco años, la última vez que CiU se presentó a unas elecciones, ganó la contienda con 50 escaños. Y fue un mal resultado. Un lustro más tarde, las encuestas dan una quincena de diputados al PDeCAT, principal formación heredera de la federación que durante tres décadas dirigió los designios de Catalunya.
¿Qué ha pasado por el camino? Implosiones y escisiones han atomizado el espacio del centro derecha nacionalista hasta hacerlo irreconocible, en un contexto en el que procés soberanista y la crisis económica han hecho bascular la centralidad política catalana hacia la izquierda. Ni Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), fundada por Jordi Pujol en 1974, ni Unió Democràtica de Catalunya (UDC), creada en 1931 por Manuel Carrasco i Formiguera –demócrata cristiano fusilado por el franquismo– existen ya, pero son la raíz de un amplio árbol genealógico que va bastante más allá del partido del actual president, Carles Puigdemont. (klik egin-ver más)
Beñat Zaldua, en GARA