Las movilizaciones por el Proceso de Burgos se recrudecían. El 14 de diciembre el dictador ordenó el estado de excepción en toda España, pero ni siquiera así logró frenar el clamor popular contra la pena de muerte. En ese contexto, la dictadura puso en marcha una operación para tratar de demostrar que no estaba tan sola como parecía.
Hubo una serie incontable de gritos tales como "Arriba España", "Viva Franco", "Viva el príncipe" o "la ETA al paredón", un inconfundible deseo respecto al juicio-farsa que en ese preciso instante se celebraba en Burgos. (klik egin-ver más)
Danilo Albín, en Público