Noche agridulce para Navarra Suma. Noche dramática para el cuartipartito. Triunfo rotundo de los regionalistas. Maya tiene muchas papeletas para volver a la alcaldía de Pamplona. Esparza como mínimo sale reforzado. Cábalas se harán muchas, pero hay datos inapelables: Geroa Bai y EH Bildu se quedan en el Parlamento con resultado equivalente a 2015. Juntos no alcanzan en escaños a Navarra Suma. Los socios de Podemos e Izquierda Ezkerra se hunden, la oposición crece. Geroa Bai no capitaliza su liderazgo en el Gobierno. Como si a pesar de haber alcanzado el hito histórico del Gobierno, el partido no hubiese terminado de engrasar una maquinaria lo suficientemente potente o atractiva para liderar de principio a fin el nuevo tiempo. Las Generales de 2015, 2016 y 20019 fueron un triple aviso. En la lucha por el relato, el cuartipartito nunca lo tuvo fácil, pero el castigo es severo. Geroa Bai deberá abrir una reflexión sobre el cambio de ciclo en un momento duro. Barkos inició su exitosa carrera política en 2004. La de anoche fue su experiencia más amarga. Tal vez los años devuelvan valor a la obra de gobierno que acaba de finalizar. La derecha los convertirá en una caricatura en busca de su contrarreforma.
Los resultados sentencian: la sociedad navarra no ha entendido que Izquierda Ezkerra y Podemos fueran por separado. Y menos aún que la fragmentación de la izquierda haya sido aún más grande en Pamplona, a pesar del crecimiento de EH Bildu, que crece a costa de Geroa Bai en una concentración estéril por el voto útil.
Por el lado socialista: éxito considerable del PSN en el Parlamento, con esa segunda posición. El PSN ha refrescado su imagen y ha sabido auparse a la oleada de Sánchez, que tuvo en Cerdán uno de sus principales valedores en tiempo de su defenestración. Olfato que coloca a los socialistas navarros y en particular a María Chivite ante la oportunidad que buscaba, en una jornada en la que en conjunto el sanchismo acumula más poder y el PP acentúa su declive.
Jesús Barcos, en Diario de Noticias
