Que nadie se piense que esa Navarra ha pasado a la historia. Esa Navarra endogámica y parásita sigue al mando, ha sido desalojada del Gobierno Foral y de los Ayuntamientos, pero sigue incrustada entre el alto funcionariado, en las agencias y servicios públicos, en los consejos de administración de las grandes corporaciones navarras nacidas al calor del régimen franquista, en algunos medios de comunicación, en las organizaciones empresariales, en los sindicatos amarillos y en todos esos organismos que llevan décadas, que ya parecen siglos, chupando de la ubre de los presupuestos oficiales. Ellos, tan liberales. Sigue incrustada en todo el aparato que el Estado tiene acantonado en Navarra, ingente, carísimo y perfectamente prescindible, pero pagado a escote entre los contribuyentes navarros.
Sigue finalmente incrustada en esta Iglesia navarra, expoliadora de bienes y haciendas, que inscribe a su nombre todo lo que antoja, sin pagar IBIS, reparaciones ni mantenimientos, que acoge en su seno grupos ultras, que permite todos los meses misas en homenaje a asesinos fascistas y a cuyo frente tiene un capellán castrense. (klik egin-ver más)
José Ramón Urtasun y Patxi Cascante, en gukgeuk.wordpress.com