El sábado pasado un grupo de personas realizó un recorrido por Buñuel siguiendo la trayectoria que el 26 de agosto de 1936 efectuó la "camioneta de la muerte" arrancando de sus casas a veintiséis personas a las que seguidamente se les arrebató la vida. El acto, debidamente autorizado, no contó con protección policial, lo que fue aprovechado por dos vecinos de la localidad ribera, significados por su ideología derechista, para provocar a los participantes.
Los organizadores del paseo han manifestado su intención de presentar una querella contra Gregorio Osta Chueca, militante de UPN, quien desde un todoterreno se dirigió al guía de la marcha diciéndole que "le quedan cuatro días de vida" y llamó "cuadrilla de tontos" a los presentes, y contra Ana Blasco Cerdán, quien en actitud desafiante estuvo a punto de atropellar con su vehículo al cascantino Lucio Urtubia. Según las mismas fuentes, tanto el padre del primero como el abuelo de la segunda formaban parte del grupo de victimarios de agosto de 1936.
Según otros testigos, fue en torno a una cincuentena de personas, la mayor parte no residentes en Buñuel, las que participaron en el paseo. Parece ser que en este pueblo, en el que se asesinó a 52 vecinos, sigue imperando el silencio y el miedo. Hay que recordar que el ayuntamiento, regido por UPN, se ha negado repetidamente a retirar el monolito situado frente a la entrada de la parroquia, erigido en honor de los golpistas.