Algunos están hablando de una nueva violencia a raíz del exterminio sistemático de líderes sociales y de las masacres ocurridas en los días recientes. Difiero de tal enfoque, pues los nuevos hechos de sangre estan encadenados a la vieja y estructural violencia que hace parte de la formación social colombiana y del modo de organización politica del régimen de dominación.
La violencia de hoy bien puede atribuirse a la destrucción de los Acuerdos de paz alcanzados por el Estado con las Farc (Noviembre del 2016) y a la presencia del uribismo en la Presidencia de la Republica, el cual considera a la violencia como el medio eficaz para garantizar su reproducción politica ad infinitum.
Haber hecho trizas la paz como se lo propuso el Centro democrático e inundar el país con su retórica cargada de odio y amenazas desató nuevamente las fuerzas más irracionales y las tendencias más agresivas acumuladas por décadas en determinados núcleos de las elites económicas, sociales, políticas, especialmente en los escenarios locales y regionales. Nuevamente se repiten los escenarios de la “violencia de los años 50” o de la “guerra paramilitar” acaecida entre 1996 y el 2007.
Bien se puede afirmar que no hemos aprendido de esos pedazos siniestros de nuestro pasado.
Horacio Duque, en kaosenlared