Se es un okupa simplemente. Te sueltan en una maternidad
cualquiera, empiezas como un gato a cuatro patas y un día te das cuenta de que
tienes las espaldas cargadas de soledad. Ya estás en el mundo. Arañas a quien
sea por un ratoncillo vivo y disfrutas mordiendo su agonía. Te echas a dormir y
piensas que al fin y al cabo es la vida, la lucha por la supervivencia. Y un día
se te llenan las ingles de ternura, buscas una gatita blanca y negra, os decís
un poema entre caricias y nace un gatito, otro okupa que rueda, que busca un
ratoncito hasta que un día las ingles…Y así, a lo mejor en círculo, a lo mejor
en línea recta, el tiempo se consuma. Y tú, gatito primigenio, okupa anterior,
te mueres de perfil, como un lorca minúsculo, de Fuentevaqueros pequeño, de
Granada enamorada.
Nos damos tal vez una importancia excesiva. Nos ponemos
serios, muy serios, para parecer importantes. Nos llama el Banco cliente
2055648. Te dice el director que no puede aguantar el rojerío de tu cuenta. Has
dejado de ser el señor don y te aprietan el cuello porque ya eres sólo okupa. Y
te expulsan con una deuda que tienes que pagar como se pagan las deudas del
amor. (klik egin-ver más)
Rafael Fernando Navarro, en su blog