Tiempo habrá de comentarlo por lo menudo; pero me alegra vivir en el país de Jauja. En el caso de la Barcina, el Tribunal Supremo acaba de avalar sin un ápice de duda que la desvergüenza y las conductas indecorosas y asociales no son delito, y que si tienes poder político, económico y social puedes hacer lo que te da la gana mientras no te descubran. Lo que sucedió en Navarra no es que la banda de la Barcina se forró, sino que la descubrieron los "abertzales". Todo se explica.
Miguel Sánchez-Ostiz, en Facebook