Hemos comenzado el nuevo año con una noticia que viene a recargar nuestros
recuerdos infantiles y juveniles provocando la añoranza de los que tenemos ya más en el Haber que en el Debe. Están derrocando el Cinema Brun de Murillo el Fruto.
En 1949, el mismo año que se estrena el puente sobre el Aragón uniendo Murillo con Carcastillo, el matrimonio formado por Cristín Brun y Visi
Bueno abren una sala de espectáculos para entretenimiento de los murillejos sumidos en el tedio que la postguerra había impuesto. Se estrenaba el Cinema Brun, que acogía unas trescientas personas, decorado a la usanza del momento; cortinas granates y paredes pintadas por el pintor de Murillo Víctor Napal: a la izquierda un gran escudo
de Navarra y a la derecha el de Murillo (del momento ambos y hoy en
desuso), enfrente, encima de la pantalla la fecha de inauguración, MCMXLIX.
Estrenado con la película "Nobleza Baturra" causó total
conmoción en el pueblo, nunca se había vivido tal fenómeno cultural . Tenía también un escenario en el que se representaban pequeñas obras teatrales acompañadas de bailes, cantes y recitaciones de jóvenes del pueblo con pequeña alma de artistas.
Quince años después se abrió el Cine Parroquial, cuya competencia marcó el declive de uno, otro y ambos. Avanzaban los años, los gustos y la demanda; así llegó el Cinemascope y Technicolor. Hubieron de colocar
una mayor pantalla, condenando así el escenario. También la calefacción,
hasta entonces se calentaba con una estufa de leña que daba más humo que calor. Esta nueva época y pantalla la estrenó " La Túnica
Sagrada".
En los 70, coincidiendo la jubilación de los dueños con la pérdida de
interés por parte del público, cerró sus puertas. Recuerdo aquellas tardes de domingo con sesiones que duraban una eternidad, había un promedio de cinco o seis cortes, tanto era así,
que llevábamos tebeos para leer mientras arreglaban los cortes y la película continuaba. También el olorico a "cascagüetes" que comprábamos
si nos sobraba de la entrada cuyo precio lo marcaba la altura de los
"muetes".
Allí aprendimos a socializar en nuestra niñez y a ligar en nuestra
juventud, con la connivencia de la tía Visi que nos guardaba las entradas detrás
de las "muetas" que le decíamos. Estos recuerdos y muchos más ha venido a remover en nuestra memoria la noticia de la desaparición, ahora sí definitiva, de este icono
cultural murillés.
¡Va por el Cine!
¡Va por el
Brun!
Luis Salaberri, desde Barcelona