Pamplona nació con vocación de ser el principal referente urbano del territorio en que fue levantada. Se emplazaba sobre un ventajoso balcón, encima del río Arga, vigilando los valles del entorno, los caminos que los atravesaban y los propios vados del río. Esta ubicación elevada garantizaba una defensa natural infranqueable hacia los lados norte y oeste, mientras que proporcionaba un terreno en suave y prolongado descenso hacia el sur, facilitando un crecimiento y un desarrollo urbano muy cómodo. Conforme a este guion transcurrieron sin duda sus primeros siglos de vida. Muy pronto, el pueblo vascón que la había fundado y que la habitaba la llamó Iruñea (“la ciudad”, la capital, el núcleo urbano por antonomasia). (klik egin-ver más)
Joseba Asiron (epílogo de libro "Adiós, Pamplona"- Txalaparta 2014)