Me he pasado algunos minutos, quizás demasiados, mirando los muros de personas, que no son amigos míos casi ninguno (lo digo por lo del sesgo solo ehhh..), pero que entran en los debates de Facebook insultando, dando vivas a España, enfervorizados con la Guardia Civil y otros elegantes argumentos. Conclusión, meramente intuitiva por supuesto; son gentes que antes de la crisis catalana ya estaban en la trinchera, he encontrado algunos que no pero son muy pocos. En su muros hay ataque obsesivos a Podemos y a Venezuela, estaban con Susana y contra Sánchez (¿ahora con quien estarán? …), machirulos de baja y alta intensidad, homofóbicos, cuñaismo a borbotones, estampitas de santos unos y estética de matón de discoteca otros ….
¿Entonces que ha cambiado? ¿Porque nos parece que la derecha extrema ha crecido? Pues lo que ha pasado es que esos que estaban ahí, se han activad. la unanimidad de los grandes medios de comunicación y el cierre político e institucional del régimen, les ha envalentonado. Pero, no nos confundamos, ya estaban ahí. No se trata de “franquismo sociológico” (que era algo mucho más comprensible), ni del “tea party” a la española (la base social que en USA le dio la presidencia a Trump); no, es más bien una especie de “franquismo postmortem”, algo que muchos de ellos y ellas no saben pues una de las consecuencias (y a la vez de las causas) del franquismo potsmortem es la amnesia.
Para esta explosión de franquismo postmortem era imprescindible que se dieran la convergencia de dos factores; Uno, la catalanofobia tradicional del fascismo español que siempre vio en Cataluña la imagen insoportable de la España ciudadana que ellos nunca han dejado que exista Y dos, el “error” (llamémosle así) del PSOE , que como en la transición vuelve a darle lustre a la herencia autoritaria franquista. El franquismo postmortem no representa nada nuevo, no tiene proyecto de país sino el de aplastar a una parte del país mismo (es guerracivilismo puro y duro), no son ni del siglo XIX, no responden a ninguno de los grandes problemas y retos actuales, tienen muy malas y muy pocas ideas, no ganarán ni convencerán pero nos pueden hundir a todos y especialmente a todas.
Francisco Garrido, en Paralelo 36