Todas las creencias tienen sus ritos, con los que recrean el universo simbólico de sus adherentes. También los tienen los no creyentes, quienes no están adscritos a ninguna religión, porque ellos también necesitan expresar mediante actos públicos sus emociones o la afinidad de sentimientos. Sin embargo, en los rituales de la muerte la inercia hace que, agnósticos y ateos se vean empujados por la inercia de acogerse a las liturgias de referencia. En nuestra cultura, a la de la religión católica. En algunos lugares, como Eibar, Asturias o Cataluña, en los que los entierros civiles mantuvieron su arraigo incluso en los más años más duros del nacional-catolicismo, los laicos han hecho dejación de su identidad transfiriendo el protocolo de la despedida a las del ámbito religioso. Mientras la gestión del matrimonio civil está progresivamente asumida por las administraciones públicas, la de la muerte no está prevista de una forma coherente con la pluralidad religiosa de la sociedad actual.
Todo esto puede estar empezando a cambiar. En Asturias es ya el 38% de los fallecimientos los que dan lugar a una despedida civil. Esto es así porque existe una regulación común para todo el territorio.
En Navarra ya existe una demanda. En esa línea presentó Nafarroa Bai el pasado 27 de mayo una moción en el Parlamento, para que en todos los municipios de más de 3000 habitantes se habilitasen locales de titularidad municipal al efecto. Al abstenerse el PSN, fue rechazada con el voto en contra de UPN y CDN, para quienes la moción suponía una interferencia en la autonomía municipal. Lo cierto es que llevado el asunto a los ayuntamientos, las reacciones de estos partidos son de lo más diverso. Se aprobó en el Ayuntamiento de Pamplona, donde regionalistas y convergentes se habían opuesto con anterioridad. El pasado año UPN se había negado en Berriozar. Al igual que recientemente en Zizur, donde manifestaron que para eso están los tanatorios. También se opuso el PSN en Azagra, donde gobierna, alegando desacuerdo con la redacción de la moción presentado por IUN. En lugares como Antsoain o Irurtzun no se ha planteado ningún problema. Ayer mismo NaBai de Tudela, en la línea en la que la coalición viene haciéndolo allá donde tiene representación, ha presentado una solicitud de regulación mediante ordenanza, decreto u otra fórmula, para habilitar los medios oportunos (local, personal, establecimiento de tasas, etc) .
En una sociedad multicultural, con una constitución aconfesional, es lógico y saludable que se desarrollen rituales plurales en la sociedad civil. Todo esto sería mucho más sencillo y efectivo con una regulación general para toda Navarra. Pero no siendo esto posible de momento, por incomprensible que resulte, tendrán que ser los ayuntamientos, las instituciones más cercanas, las que favorezcan la opción de manifestar en condiciones de igualdad desde cualquier creencia los vínculos positivos entre el fallecido y la comunidad.
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