Mirando desde la Rotxapea la cima del monte Ezkaba cuesta creer la verdadera historia de horror y muerte que esconden las ruinas del Fuerte de San Cristóbal. Recorriendo ahora los restos de este inmenso edificio vacío, usado como cárcel entre 1934 y 1945, se percibe que todavía, a pesar de su deteriorado estado, está lleno de dolor y de memoria, aunque cada vez son más los que se cuelan en su interior, sorteando lo prohibido, sin más afán que la aventura ante la oscuridad. La vida cambia, pero las ruinas, como los recuerdos, se mantienen para revivir una y otra vez lo que sus paredes callan ... (Klik egin-ver más)
Alicia Ezker (Diario de Noticias)
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