
Lo que sí sé es que es una muerte lamentable, relacionada con el clima de violencia política que se vive en Euskal Herria. Manipulan la noticia quienes elevan la posible relación causa-efecto a una actitud premeditada. Pero ocultar el hecho, de indudable significación política, y todas sus repercusiones posteriores, como la manifestación de hoy, tal como ha hecho hoy domingo la ETB en sus informativos del mediodía y de la noche, es otra forma de manipulación.
La coyuntura, tras los recientes crímenes de ETA, puede haber aconsejado a Alberto Surio y a su equipo de EITB, al margen de sus evidentes ataduras con el PP, que lo más sensato era el silencio ante el suceso. Pero es una muy mala estrategia a largo plazo. Porque ocultar el sufrimiento de una parte de la sociedad vasca es distorsionar el doloroso drama que vivimos en este país.
Porque, que nadie lo olvide, ninguna muerte debería servir a nadie para sentirse total o parcialmente resarcido de otras.
Praxku
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