En 1951, época dura de escarnio y humillación de los vencidos, intentar editar algo en euskera, aunque sólo fuese el nombre, era poco menos que una temeridad. Incluso para la orden franciscana, marcada por el sello del antifranquismo y el nacionalismo en aquellos años de silencio y de pánico.
Olite tampoco era Arantzazu, que aún en las condiciones más difíciles, se constituyó en centro de irradiación cultural. Pero los frailes de Olite, desde su situación periférica respecto a la comunidad euskaldun, pusieron en circulación una revista, Gure Izarra.
La Voz de la Merindad recordó aquella publicación en octubre de 2001. Ahora Iñaki Zulet en el foro de Ujué retoma este testimonio, poniendo de relieve la presencia de la virgen morenica en la portada de la revista Gure Izarra y las circunstancias históricas en las que los frailes de Olite tuvieron la audacia de lanzarla.
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