Cuarenta nabaizales, tanto independientes como militantes de todos los partidos, procedentes de la Zona Media, de la Ribera, de Lodosa, de Lizarra y de Iruñerria, nos juntamos en la cena tras la charla de Falces. El acordeón de José Eladio, las jotas de Juanako Aoiz y la entrega y la alegría de todos fueron creando un ambiente difícil de olvidar. Y por encima de la gran diversidad de ideologías y de sensibilidades, una constatación y un anhelo unánimes: Nafarroa Bai es la pesadilla de muchos y la esperanza de otros muchos. Que se arregle cuanto antes lo que se tenga que arreglar y pongámonos todos a hacer piña y peña, como ayer en Falces.
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