No había más que pasearse estos últimos días por ciertos blogs y ediciones electrónicas para calibrar lo mucho que escoció en el navarrismo más antivasco el éxito de la manifestación que, en favor del euskera, recorrió el pasado 15 las principales calles de Pamplona. Las declaraciones que al respecto hizo la semana pasada Miguel Sanz, reafirmándose en su política de agresión constante, eran también fiel reflejo de su sorpresa y malhumor. La organización de la marcha, curiosamente, ha evitado cifras y cualquier otro tipo de valoración. Sólo con que hubiera sido cierto el número que al día siguiente daba Diario de Navarra -15.000 participantes- la respuesta habría sido bastante superior a la de anteriores convocatorias. Pero todos los que estuvimos ahí sabemos que fuimos más, muchos más. La semana pasada, mientras los convocantes retornaban a las catacumbas y las organizaciones políticas que habían hecho suyo el lema y objetivos de la histórica concentración volvían a su limbo de refundaciones y guerrillas intestinas, el euskaltzale de a pie, motivado y movilizado, sacaba pecho por primera vez en bastante tiempo. De vez en cuando es bueno visualizar que no somos, ni mucho menos, los cuatro gatos que quieren la derecha y el PSN. Algo de ese aire de recuperada satisfacción se palpaba el domingo en la fiesta de Sortzen, con 30.000 personas disfrutando a tope en el secarral de Trinitarios al que les quiso condenar Barcina. Como no podía ser menos, ayer la red volvía a reflejar el cabreo de nuestro búnker antieuskaldun. Ya pueden prepararse, porque el calendario viene bueno este año y hay gente, mucha gente, dispuesta a todo… Tan a todo, que incluso puede que acabe votando el año que viene al que ha hecho bien poco por merecerlo. Hay formaciones políticas que van a acabar poniendo velas para que UPN mantenga su "piñón fijo" en materia de euskera del que tanto se ufana nuestro todavía presidente.
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias
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