Son indudables las buenas intenciones del Ministerio de Igualdad en su empeño por promover una educación igualitaria en las aulas infantiles. Sin embargo, las recientes declaraciones de la ministra del ramo sobre un príncipe compartiendo faenas domésticas con Blancanieves recuerdan demasiado a la política educativa del felizmente fenecido régimen franquista y su lema de “instruir deleitando”. Bueno es fomentar en la infancia ideas de igualdad entre los sexos, pero no lo es menos el ofrecer a niños y niñas relatos de fantasía, terror, felicidad y desgracia, que despierten su imaginación y su sensibilidad, y de todo ello hay material abundante en los cuentos de hadas tradicionales. Bien es verdad que el cuento maravilloso, de tradición oral, pertenece a una época que se cerró hace más de dos siglos con la recopilación escrita de esos cuentos, y que los niños de hoy disponen de abundantes lecturas y medios audiovisuales con historias adaptadas a nuestro momento histórico, algunas incluso con enfoques feministas e igualitarios; pero ello no impide que puedan también disfrutar de los viejos cuentos de hadas. (klik egin-ver más) Paloma Uría (en Página Abierta)
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