Lejos de nuestro ánimo favorecer indirectamente a ninguna otra marca de cerveza, pero la conciencia nos obliga a participar en el boicot solicitado para Heineken, la misma empresa que dejó en la calle a 69 trabajadores de su fábrica de Arano, por patrocinar una práctica tan sanguinaria como las peleas de perros, ilegales en la mayor parte de los países. Ni una Heineken más desde hoy.
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