Recuerdo prácticamente como si fuera hoy la satisfacción de Miguel Sanz cuando se convirtió en el presidente navarro más longevo, superando los siete años y medio de mandato de Gabriel Urralburu. Me la transmitió en el propio Legislativo foral cuando servidor cubría la información parlamentaria, porque en honor a Sanz y a la verdad hay que reconocer que el político corellano encajaba la crítica sin retirar la palabra al periodista que cuestionaba sus decisiones, ducho como siempre fue en las distancias cortas. Todavía resuena en mi cabeza la apostilla de aquel Sanz ufano, además de por rebasar a Urralburu, porque lo había hecho "limpio de polvo y paja". (klik egin-ver más)
Víctor Goñi, en Diario de Noticias
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