Desde el punto de vista económico, la estructura productiva catalana (y vasca) hace sostenible una hipotética independencia en lo relativo a tejido productivo, acceso a mercados y nivel tecnológico en el marco de unas economías abiertas. No se ven las desventajas económico-sociales de un cambio de status para Catalunya (y País Vasco) salvo en el coste y dificultades para lograrlo, o en las zancadillas para evitar homologarlo ante la UE, o en las maniobras de los partidos de ámbito español para manipular la opinión pública española y hacer calar en ella incluso salidas autoritarias, que es uno de los riesgos. (klik egin-ver más)
Ramón Zallo, catedrático UPV-EHU
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